domingo, 2 de junio de 2013

EL PODER DE LA PALABRA (Versiones, interrogaciones e intersticios)

EL PODER DE LA PALABRA
(Versiones, interrogaciones e intersticios)

Por José María Pallaoro

¿La palabra es poder? ¿El lenguaje es poder? Aún, callado, espacio vacío, en silencio ¿es poder? Con palabras se construye el poema, como esa piedra que se deja pulir por el agua, esa piedra firme golpeada por la corriente de un majestuoso río, al decir de Juan José Saer[1].

El poder:
El poder de una palabra/ no radica en la voluntad/ de poder/ decir aquello/ que los demás/ quieren escuchar/ El poder de la palabra/ es un certero golpe/ en la cabeza del silencio/ Y de esa cabeza/ –estallada en el aire–/ se arma el mundo/ a imagen y semejanza[2]

En los “12 poemas” de Tone Pavček (1928-2011), traducidos y seleccionados por Juan Octavio Prenz, se encuentra, quizás, parte de la esencia de su poesía: poemas a la alegría de vivir, de vivir sí, pero en un mundo injusto. Donde la injusticia se ve saciada, de alguna manera, en la unión de las almas de los antepasados con los niños nuevos, esa mirada desde un presente que se ilumina por el pasado en la búsqueda de un futuro otro.

Los pájaros de nuestra memoria:
Tal vez el poema sea/ un campo dorado/ a la espera/ de la lluvia/ Y del viento/ que mece/ los árboles/ donde descansan/ los pájaros/ de nuestra memoria

Soportar la dureza de la vida, y ahí está, aparece, el viento del amor juntando sílabas que se hacen palabras y que acompañadas, unas y otras, nos cuentan lo cotidiano de hombres y mujeres en la tierra hostil pero también agradecida, desde un río que comienza y desemboca en la todavía espera.

Todo lo contrario:
Desenrollar las palabras/ para que el poema desensille/ y la claridad penetre en la oscuridad/ y viceversa

Para Tone Pavček, la fuerza es la claridad de la palabra, palabra encarnecida y que es tierra, aire, agua, fuego. Palabra macerada en el silencio. Silencio. Silencio (la repetición, como continuidad).

Espejada en un nosotros, en un amor único, en un dolor de todos. Palabras que no invaden, que acompañan, goce y conocimiento.

En el propio espejo:
Palabras/ que no invadan/ al otro/ Tan solo palabras/ para mirarse/ en el otro

Y en ese otro, el poeta nos habla con salmos, plegarias, canciones, desde un deseo de comunión de un todos para poder soportar la herida y cantar con libertad nuestra tristeza, nuestro dolor, en un poema infinito.

Nuestra pequeñez escrita:
Ser uno/ entre tantos otros/ Pensar/ nuestra pequeñez/ como lo más importante/ que nos pudo haber pasado

“El libro azul y otros poemas” es una breve antología de poemas de Marjan Strojan (1949), seleccionadas por Cecilia Prenz y en traducción esloveno-castellano de Teresa Kores. Son 17 poemas provenientes de tres libros: “Barcos a vapor en la lluvia” (1999), “El día que me quieras” (2003) y “El tiempo, las piedras, las vacas” (2010).

Escrituras:
Escribo/ sobre el charco/ azul/ palabras/ que se hacen/ nube/ y lluvia

Y amanecer. Ya que en el amanecer encontramos una posible nueva oportunidad, en la espera. De la dicha. La mujer. La poesía. Y resistir, como en el río de Tone Pavček, hasta un nuevo amanecer.

La idea del viaje es recurrente en estos textos. Como la búsqueda, para fortalecernos, para lograr un sentido a nuestro estar, a nuestra memoria. La mirada y la reflexión hacen del conocimiento, del deseo, una partitura a tocar en la soledad de un “yo”, estático y en movimiento, ¿que otra cosa es la lectura?

Foto rota:
En ese fragmento no visible/ lo invisible/ derrota/ la imposibilidad/ de qué/ y ahí está la mañana común/ cielo oscuro/ que se hace sol

El viaje, ya sea por mares ya sea por libros, nos lleva por nuestra interioridad, no solo para re-conocernos, encontrarnos, multiplicarnos, sino también para abrazar la tristeza que nos embriaga y protegerla con la tibieza de los cuerpos, esos cuerpos que es deseo, que es deseo, y quieren dejar de serlo. ¿Quieren dejar de serlo?

Los ojos:
Cómo hacer para mirar/ a los ojos del otro/ y que entienda/ Cómo hacer para que los ojos/ del otro nos encuentren/ y comprendamos

El último poema del libro es “El tiempo”. Un extenso texto que me hace reflexionar sobre lo que está ocurriendo en mi ciudad, La Plata —la ciudad perfecta en su planificación—, y en partidos cercanos, que a comienzos de abril padeció una catástrofe que dejó decenas de muertos y pérdidas irreparables.

La ciudad y las palabras:
Dibuja palabras/ en un papel cuadriculado/ Una ciudad con árboles y pájaros/ donde el pensamiento/ se expande/ como una línea en busca/ de la dirección perdida/ La ciudad perfecta/ tal vez nos conduzca/ –aún entre sus cuatro paredes– / hacia el asombro/ o hacia el abismo/

En el poema de Strojan, el hombre transforma la naturaleza, la convierte en un depredador insaciable, y ese mismo hombre, pareciera no darse cuenta, sigue alimentando con su indiferencia lo que en algún momento va a arrasar con todos nosotros.

La última palabra:
Una de las formas de la muerte/ este vivir desamando/ abrigado siempre/ en la última palabra
  

“Vísteme con un beso” de Saša Pavček se editó en Eslovenia en 2010. Dos años después, aparece su versión castellana en traducción de Ana Cecilia Prenz Kopušar. Los poemas de Saša Pavček, si bien “declaman” la palabra justa, precisa, son poemas viscerales, poemas-cuerpo. Quienes hemos tenido la satisfacción de oírla, verla en “vivo”, sabemos a qué nos referimos. La poeta escribe con el cuerpo, donde las manos cumplen un rol fundamental.

Manos:
Convertiré mis manos/ en hojas de fuego/ para que vuelen/ incendiaré la noche/ con palabras

Eso parece decirnos, desde una sensualidad cuasi-arrolladora, donde en realidad parece guarecerse.

Decires:
Persiste la sensación/ no todo lo dicho es suficiente/ palabras que nacen prematuras/ muertas las convicciones de su decir/ antes de haberse encarnado en la piel/ esa piel que se aja como papel húmedo de sol

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¿Todo libro de poemas es una búsqueda? ¿Todo buen libro de poemas es una búsqueda? Y si así fuera, ¿en esa búsqueda hacemos el amor y el odio con la vida? ¿Buscamos un tesoro..?, ¿remoto?, ¿escondido?, ¿existente? No sabemos, pero buscamos. Como Tone, como Marjan, como Saša.

La búsqueda:
Muy pocas veces/ estuvo cerca/ de hallarlo/ Está oculto/ en algún lugar/ de la casa/ entre libros/ y palabras/ y en contadas noches/ en el silencio aparente de los objetos/ junto a luces ahora dormidas/ presiente/ que un fugaz conocimiento/ pareciera/ revelarlo todo

  
Bibliografía:

Marjan Strojan (2012). “El libro azul y otros poemas”, Libros de la talita dorada (1ª ed.). Traducción: Teresa Kores. Selección: Ana Cecilia Prenz Kopušar.

Pallaoro, José María (2012). “Son dos los que danzan”, Libros de la talita dorada (2ª ed.).

Saša Pavček (2012). “Vísteme con un beso”, Libros de la talita dorada (1ª ed.). Traducción: Ana Cecilia Prenz Kopušar.

Tone Pavček (2012). “12 poemas”, Libros de la talita dorada (1ª ed.). Traducción y selección: Juan Octavio Prenz.








[1] Juan José Saer. Escritor argentino (Argentina, 1937 – Francia, 2005).
[2] Todo los textos en cursiva pertenecen al capítulo 2 “La claridad” de mi libro Son dos los que danzan, 2012.

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