MARINA MORETTI Y LOS LUGARES RECOBRADOS
Por Amor Perdía
Marina Moretti acepta el insomnio. Lo convierte en búsqueda y
va siguiendo los rastros que dejan imágenes decoloradas. Exhuma, entonces, un
viejo baúl de fotos familiares.
Desempolva los rostros
que la memoria dejó fuera de sus límites.
Ve, de nuevo y por
última vez, el traje del hermano de su madre, el uniforme del padre, el vestido
corto de la mamá niña, los libros comunistas del tío joven, las tías y primas
solteras o mal casadas.
Son retratos en blanco
y negro que se deshacen tras la primera vista, pues todo puede volverse a encontrar una única vez. Visiones
efímeras al ritmo de una lámpara en la mesita de noche que se enciende y se
apaga. Iluminadas, apenas, por los destellos de las bombas arrojadas en el
puerto.
Marina envidia la
suerte del pato salvaje: huir para ser
alcanzada. Convoca la infancia en un ritual de olvido, sólo para llorarlo y
reírlo a modo de despedida. Pero… fija la voz sobre el papel o la piedra
impidiendo cualquier posibilidad de extravío. Escribe poemas al igual que los
viejos conviven con los muertos en el estante de la vitrina.
Marina busca restos arcaicos
de una antigua estirpe. De un imperio desmembrado en pequeñas islas. Mira,
desde el puerto, un niño de dos mil años que se aleja. Oye los cimientos que
crujen bajo el paso despreocupado de los turistas. Llora, gruñe y retiene la
respiración.
Finalmente construye
un cenotafio con cadencia y musicalidad.
Marina busca, con
mañas de arqueóloga, pasados existentes e inventados, pero siempre míticos. Rastrea,
reconstruye, añora. Y en esa búsqueda, (dice), ha empeñado toda su vida.
Amor Perdía,
Profesora de Historia. Escritora.
Integrante del Taller Mundo despierto.
Acerca de:
Marina Moretti (2012). “Lugares recobrados. Antología”,
Edición bilingüe, Libros de la
talita dorada (1ª ed.).
Traducción y selección: Elvira
Dolores Maison.
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