TALLER CÉSAR CANTONI
(La Plata, 1951)
ELEGÍAS DEL RÍO COLOR DE LEÓN
Primogénita ilustre del Plata,
En solar apertura hacia el Este,
Donde atado a tu cinta celeste
Va el gran río color de león.
(A Buenos Aires)
Leopoldo Lugones
1. Bajo un cielo brillante
Bajo un cielo
brillante, se demora el río.
La marea empuja la
resaca hasta la orilla,
donde la arena,
negra de petróleo,
huele a petróleo y
peces muertos.
Es un día de calor,
sitiado por las moscas.
Muchachos con el
torso tatuado y chicas en bikini
toman baños de sol
en islotes mugrientos.
2. Vienen de zonas aledañas
Vienen de zonas
aledañas y acampan junto al río.
Traen bolsos con
vituallas, una radio, una sombrilla.
Tendidos en la
arena, se divierten bromeando,
mientras leen
revistas ajadas o juegan a los naipes.
El aire es pesado
como de costumbre
y el agua parece
bullir en charcas y arroyuelos.
Cuando el sol de la
tarde todavía está alto,
ellas preparan los
sandwiches, ellos destapan la cerveza.
Luego comen, beben,
se emborrachan.
Uno enciende la radio,
pone música;
todos bailan a un
tiempo, bañados en sudor.
3. Un perro atraviesa la playa
Atardece. Un perro
atraviesa la playa solitaria.
En la orilla, el
agua refleja la tristeza de los sauces.
Pescadores que
entraron a caballo en el río
vuelven ahora con
las redes cargadas: sábalos y dorados.
Desvanecido sobre
los techos indigentes,
el sol es un ojo de
pez que interroga a Dios.
4. Apenas la antorcha de la luna
La noche es
profunda y oscura río adentro.
Apenas la antorcha
de la luna alumbra la corriente.
Extraviada, entre
forros usados y detritos,
una canoa golpea
contra la escollera.
5. Con indómita furia
Muchas veces, el
río es un monstruo temible,
un Leviatán que
arrolla y destruye lo que encuentra:
rampas, diques de
piedra, muelles enmohecidos...
Con indómita furia,
arranca de cuajo postes y carteles,
anega las calles,
inunda las casas de los lugareños,
se lleva animales,
colchones, zapatillas,
los sueños de
todos, la esperanza...
Finalmente, regresa
sin apremio a su cauce,
convertido en
doméstica criatura.
Sólo entonces
devuelve a los ahogados.
6. En los días luminosos
Desde aquí, en los
días luminosos,
se puede ver
Colonia, me decía mi madre.
Algunos cuentan que
la vieron. O creen que la vieron,
a fuerza de repetir
la misma historia imaginaria.
Colonia: una ciudad
al alcance de los sueños
para la gente
humilde de esta orilla
que trafica con
puertos de ficción.
7. Yo zambullí mi infancia
Yo zambullí mi
infancia en este río.
En este río, amé a
una mujer más grande que el deseo.
¿Será por eso que
mi voz es turbia
como las aguas que
ahora conjuran la memoria?
Playas de Punta Lara, diciembre de 2010.
Foto: Punta Lara, circa 1950. Archivo de la
talita dorada.
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