"Y recordá / la vida / no es más que estos pedazos de nosotros / compartidos con los demás"

lunes, 29 de septiembre de 2014

Stephen King, desconfía del adverbio





“…desconfía del adverbio.

Recordarás, por las clases de lengua, que el adverbio es una palabra que modifica un verbo, adjetivo y otro adverbio. Son las que acaban en –mente. Ocurre con los adverbios como con la voz pasiva, que parecen hechos a la medida del escritor tímido. Cuando un escritor emplea la voz pasiva, esta suele expresar miedo a no ser tomado en serio. Es la voz de los niños que se pintan bigotes con betún, y de las niñas que intentan caminar con los tacones de mamá.

Mediante los adverbios, lo habitual es que el escritor nos diga que tiene miedo de no expresarse con claridad y de no transmitir el argumento o imagen que tenía en la cabeza.

Examinemos la frase: “cerró firmemente la puerta”.

Reconozco que no es del todo mala (al menos tiene la ventaja de un verbo en voz activa), pero pregúntate si es imprescindible el “firmemente”. Me dirás que expresa un grado de diferencia entre “cerró la puerta” y “dio un portazo”, y no es que vaya a discutírtelo… pero ¿y el contexto? ¿Qué decir de toda la prosa esclarecedora (y hasta emocionante) que precedía a “cerró firmemente la puerta”? ¿No debería informarnos de cómo la cerró? Y, si es verdad que nos informan de ello las frases anteriores, ¿no es superflua la palabra “firmemente”? ¿No es redundante?”

“Ya oigo a alguien acusándome de pesado. Lo niego. Creo que de adverbios está empedrado el infierno, y estoy dispuesto a vocearlo desde los tejados. Dicho de otro modo: son como el diente de león. Uno en el césped tiene gracia, queda bonito, pero como no lo arranques, al otro día encontrarás cinco, al otro cincuenta… y a partir de ahí, amigos míos, tendrán el césped, “completamente”, “avasalladoramente” cubierto de dientes de león. Entonces los verán como lo que son, malas hierbas, pero entonces, ¡ay!, entonces será demasiado tarde.”


Stephen King (EEUU, 1947).



Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller.

viernes, 26 de septiembre de 2014

Abelardo Castillo, percibir el mundo




POESÍA Y PROSA

          Desconfío de los escritores que no empezaron haciendo versos. Leopoldo Marechal solía recordar que, para Aristóteles, todos los géneros de la literatura son géneros de la poesía, y Ray Bradbury aconseja leer todos los días un poema antes de ponerse a escribir un cuento o una novela. Todo escritor verdadero es esencialmente un poeta. Ser poeta no significa escribir en verso, ni el puro acto mecánico de versificar garantiza la poesía.

          Cuando uno dice "poeta" piensa en Góngora, en Machado, en Lorca, en Neruda, en Vallejo. Son, digamos, poetas en estado puro. Pero hay otro tipo de escritor que llega a los versos a través de la prosa, como Borges, como Quevedo, incluso como Poe. Y hay todavía un tercer tipo, el gran prosista, que no puede escribir versos, aunque seguramente empezó haciéndolo en su adolescencia. William Faulkner le confesaba a Jean Steen: "Soy un poeta malogrado. Quizás todo novelista quiere escribir primero poesía y descubre que no puede, y entonces intenta escribir cuentos, que es la forma más exigente después de la poesía, y, al fracasar, sólo entonces se dedica a escribir novelas." 

          La poesía no es una manera de escribir, es más bien un modo de vivir, de percibir el mundo.

Abelardo Castillo, en "Ser escritor", 1997.-



Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

lunes, 22 de septiembre de 2014

Guillermo Pilía, yo a veces cantaba




YO ESCRIBÍA DERECHO, YO A VECES CANTABA

Hubo otro tiempo en que íbamos a tientas:
yo escribía derecho en los renglones
de mi vida, como hombre responsable.

Pero éramos igual que dos mendigos
que viajan en la noche silenciosa
atravesando un país de lagunas.

Si todo tenía entonces un sonido
de pérdida, si estabas empeñada
en ignorar los días venideros;

y yo a veces cantaba
con una lengua de engrudo o de pan
que se me desmenuzaba en la boca.



LAS RATAS

Nunca pude ver tan de cerca a las ratas
como en las noches de mi año de soldado,
si me dormía apoyado en mi fusil
debajo de un gran farol, en ese puesto
cercano a las barracas, entre los vahos
de comida descompuesta.      Era entonces
cuando en silencio salían a mirarme
acorralándome en círculo, esperando
que también a mí se me abriesen los ojos.
Jamás me hicieron daño, pero llegaban
a observarme en el minuto de flaqueza
en que el sueño me vencía.    Es extraño
que con el tiempo no volviesen las ratas
a atormentarme en las noches, que hoy evoque
esa imagen de miseria como si a otro
le hubiera acontecido. Yo mismo a veces
las llamo en medio de un instante de dicha:
a que me recuerden qué frágil resulta
la felicidad, qué cerca de los sueños
acechan siempre sus hocicos en punta.



Poema 1: De “Herido por el agua (2005). Poema 2: De “Segunda memoria”.
Foto: Carlos Aprea, Guillermo Pilía, Luis Maggiori y José María Pallaoro. 
City Bell circa…. Archivo de la talita dorada.


Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

domingo, 21 de septiembre de 2014

Raúl Gustavo Aguirre, Por una primavera enardecida


POR UNA PRIMAVERA ENARDECIDA…


Por una primavera enardecida,
su guardado color anuncia al viento;
nace para morir sin un lamento,
por darse a luz y consumir su vida.

Cambia con su presencia, decidida,
la inquietud de aguardar otro momento;
tiene ahora perfume y nacimiento,
tampoco ha de faltarle despedida.

En el claro paisaje se abandona
ya sin temor… De pronto la aprisiona
algo que le insinúa su desvelo.

Y entonces, advirtiendo la mentira,
con triste voz su soledad delira
ante la inmensa soledad del cielo.



En: “La rosa del poeta y otros poemas y aforismos”. Selección y prólogo: Daniel Chirom. 
CEAL, Los grandes poetas, 42, 1988.-
Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 2 de enero de 1927 – 18 de enero de 1983).-  

Foto: Raúl Gustavo Aguirre, Elizabeth Azcona Cranwell y Alejandra Pizarnik. CEAL.- 

viernes, 19 de septiembre de 2014

Sandra Russo, erótika



PIES

Están allí, donde no llego a ver ni quiero. Me gusta esa distancia que hay entre nuestros pies y nuestras cabezas. En general me gustan las distancias porque de lejos es más fácil no decidir algunas cosas. No decido volver a tocarte. No decido volver a rozar tu superficie. Y sin embargo, mientras descanso con los ojos cerrados, allí estoy, allí abajo, recorriéndote como si fueras un camino. Tus pies me responden recorriendo los míos. Con los pies nos exploramos, como náufragos que exploran la isla a la que llegaron.


ESPALDAS

Me despierto en el medio de la noche y veo tu espalda. Es extraño, porque nos dormimos abrazados. Constato así que, dormidos, nos entregamos a ciertos movimientos y por un momento, en este entresueño, tu espalda dejó de respaldarme y está aquí, desarmada. Supongo, con almíbar entre los dientes, que dormido has decidido rendirte. De espaldas te percibo indefenso, confiado y en paz. Y yo me siento tu guardiana, tu dueña. Voy a estar a la altura de tu fragilidad. Voy a besarte la espalda, para endulzarte el sueño.


NALGAS

Un hombre semidesnudo, de espaldas, con una remera colorada y el culo al aire, exprimiendo naranjas en una cocina. Esa es la primera imagen que tuve de tus nalgas, la primera mañana que me desperté en tu casa. Pasaste la prueba, querido: sólo algunos pueden salir airosos de una escena como ésa. Yo la recuerdo irreprochable. Es más: fue recién entonces que advertí las múltiples posibilidades de tu belleza. 


En: “Erótika”. 


Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller.

Sandra Russo, perdonen nuestros placeres


LA COPA DE VINO

Cerramos la puerta tras nosotras: estamos en casa. Quedaron afuera las pequeñas batallas del trabajo, entretejidos de miradas, tonos de voz, desaires, desajustes, destellos y triunfos nimios, tan nimios que no vale la pena brindar por ellos. No brindaremos, pero nos servimos una copa de vino. La copa tiene voz propia. Pide una pincelada de borgoña. El vino cae en ella como nosotras desearíamos caer, sueltas y decididas, en los brazos de alguien. Derramadas, abandonadas, desarmadas. La miramos antes de acercarla a la boca. Esa visión ya es parte del disfrute. Esta es la copa de vino que comparto conmigo, nos decimos en esa ceremonia que nos contiene como la copa al vino. Y bebemos despacio, buscando en ese sorbo la pizca de deleite que el día nos ha retaceado. Nada demasiado grave ni agudo habrá de sucedernos. Simplemente queremos descansar, sentir en la humedad de los huesos un poco de calor, aflojar nuestros nudos, los antiguos y presentidos. Queremos que el cuerpo se nos aligere y que la mente se aplaque. Tal vez también queremos recordar. Algo bueno. Algo bello. Bebemos nuestra copa de vino, solas, calladas, descalzas, tiradas en el sofá, mientras afuera las luces de las otras casas se van encendiendo y apagando.


EL PAÑUELO DE BATISTA

Ahora se usan de papel. Son prácticos. Se usan y se tiran. Los venden por la calle o en los kioscos. Conviene tenernos siempre a mano, en caso de resfrío o decepción amorosa. Sin embargo, guardamos uno de batista. Uno muy viejo, acaso sellado con una inicial o bordado con flores de colores diseñadas toscamente, milimétricas, irreales. Alguien nos lo trajo acaso de Venecia, acaso de Madrid. Seguramente nos trajo otros regalos más importantes. Fue comprado al paso en una callejuela serpenteante, bajo una luz cobriza, ocre. Por alguna razón que se nos escapa, ese pañuelo nos viene acompañando. Solemos elegirlo para ponerlo en la cartera. Nos gusta abrirla y verlo, tocarlo, comprobar una vez y otra vez ese tacto gentil, ese choque entre nuestros dedos y ese pedacito de batista suave. Es un amuleto que se nos fue pegando. El signo, tal vez, de lo que significan en la vida los detalles.



En “Perdonen nuestros placeres”.


Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

Santiago Sylvester, Las casas se pusieron inhóspitas





LAS CASAS

Las casas se pusieron inhóspitas
y tuvimos que abandonarlas a su suerte. 

Primero fue la casa de los patios
donde la infancia ponía expectativa en ciertas plantas
que todavía ofrecían protección.
y en una muy querida forma de llamarnos a la mesa.
En otra casa las chirimoyas ordenaban una majestad
y el juego de los hermanos se escuchaba
como una premonición que sería demasiado dolorosa
si alguien insistiera ahora en recordar.
Después fue la casa donde la humedad del río
se nos pegaba al cuerpo como las piernas
de una mujer que nos enloquecía,
y hasta la sombra crujía de deseo, y una lengua
nos buscaba la lengua
con la voluntad desesperada.
Y las otras casas, con amigos hasta el amanecer,
con hijos, con poemas,
con pequeños olvidos (apenas distracciones
que sin embargo después venían a buscarnos desmesuradamente)
De todas las casas nos hemos ido.
y cuando creíamos que ya nada quedaba de ellas
apareció una hoja en el suelo, un grito subrepticio
en un cajón, el cuaderno de la escuela
con los cuidados de la madre, un botón, el canto del gallo.

Qué hacer entonces,
si no queremos coleccionar fracasos
ni objetos distraídos que se olvidaron de morir,
sino juntar los pedazos que sobreviven dolorosamente
y dejarlos caer por la ventana de este cuarto piso
como quien tira una corona de novia al mar,
como un globo lamentable que aligera su carga.
Restos queridos a los que decimos adiós con memoria trastornada.

Santiago Sylvester (Salta, 1942).
En: “El espiniyo” revista de poesía, nº 3, 2005, City Bell.-


Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

lunes, 15 de septiembre de 2014

No tienes nada que hacer antes de morir




PAUL ÉLUARD & ANDRÉ BRETON:
EL JUICIO ORIGINAL


Da a los sueños que has olvidado el valor de lo que no conoces.

Habita las casas abandonadas, sólo han sido habitadas por ti.

Lo que encuentras sólo te pertenece mientras tu mano está tendida.

Tú eres el que poda tu vida.

Deja al alba atizar la herrumbre de tus sueños.

Haz milagros para negarlos.

Observa la luz en el espejo de los ciegos.

Mira bien esas dos cosas: en una has muerto y en la otra has muerto.

Llama a la puerta, grita adelante y no entres.

No tienes nada que hacer antes de morir.




Fuente: en “La inmaculada concepción”, Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1972.
Trad. Alejandra Pizarnik.
La foto es de Man Ray, c. 1950.
Gracias Jonio González.



Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

sábado, 13 de septiembre de 2014

Joaquín Giannuzzi, la poesía no nace









POÉTICA



La poesía no nace.
Está allí, al alcance
de toda boca
para ser doblada, repetida, citada
total y textualmente.
Usted, al despertarse esta mañana,
vio cosas, aquí y allá,
objetos, por ejemplo.
Sobre su mesa de luz
digamos que vio una lámpara,
una radio portátil, una taza azul.
Vio cada cosa solitaria
y vio su conjunto.
Todo eso ya tenía nombre.
Lo hubiera escrito así.
¿Necesitaba otro lenguaje,
otra mano, otro par de ojos, otra flauta?
No agregue. No distorsione.
No cambie
la música de lugar.
Poesía
es lo que se está viendo.


Joaquín Giannuzzi (Buenos Aires, 1924 – Salta, 2004).

Vicente Huidobro, que el verso sea como una llave


ARTE POÉTICA


     Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

     Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.

     Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Mas no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

     Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;
Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

     El Poeta es un pequeño Dios.



De “El espejo de Agua”, 1916.

Vicente Huidobro (Chile, 1893-1948).  

domingo, 7 de septiembre de 2014

Diana Bellessi, la aprehensión del instante



           “”Las personas más anónimas son las que te dan la revelación de un poema. Esos son los héroes de un poema. El resto… bueno, qué se yo. A Piero (della Francesca) lo trato como un amigo y así se vuelve como la señora o el jardinero. Además, sin el habla no habría materia poética. Te cuento algunas cosas que tienen que ver con esto. En un viaje que hice a Nicaragua, el muchacho que conducía un auto donde yo estaba me contó la historia de la lava del volcán que llegó al pueblo, Masaya y la virgen de la Asunción, con su piecito, la detuvo. Y uno va y ve la efigie de la virgencita con la punta del pie quemado. De ahí surgen los poemas, de lo que se ve, de lo que se tiene, lo que se sabe, lo que no te cuentan pero oís, de todo eso. O esta mujercita en una playa de Granada, también en Nicaragua, que le pregunto por un pájaro y me dice que se llama clarinero y que "rasga la noche con su canto como si fuera el Espíritu Santo". En el habla cotidiana, la gente subvierte el lenguaje, crea imágenes. Y la poesía hace eso. La poesía es para la gente, para que la entienda todo el mundo.”” 


     “”Ese es un prejuicio de cierta clase media iletrada (acerca de la idea muy generalizada de que no todo el mundo puede leer poesía). Vengo de participar en el Festival de Poesía en la escuela y los niños a la poesía la entienden. Porque hay que tratarla así, naturalmente. La poesía es una voz pequeña. También es verdad que para aprender a escribirla hay que hacer un camino largo de lecturas, de pensamientos, de escritura. Pero la magia de la poesía está a cada paso.””


     “”Los poemas son más bien la aprehensión del instante. Ahí está tu vida entera. Tu vida de experiencia y tu vida de lecturas. Detrás viene la larga vida de la lengua. Es decir, millones de personas hablando y cantando en la lengua en la cual vos escribís. Entonces, la poesía es ese instante y un tiempo larguísimo, todo a la vez. Es esa manera loca que tiene lo poético de sincronizar cosas que parecen muy opuestas.””


     “”La lengua ordenada y normalizada es el campo, la materia donde la poesía hace y deshace, donde busca regenerar la mirada sobre el mundo, a uno mismo en relación con el mundo. La lengua se vuelve loca con la gente que la habla, como te decía antes. Entonces la poesía agarra las chispas de lo escrito a lo largo del tiempo, por ejemplo desde el Siglo de Oro, y de la lengua que la gente habla todos los días. Así es como se construye.””  


Acerca del libro “Variaciones de la luz”.
Fuente: TIEMPO INFONEWS.COM

Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

viernes, 5 de septiembre de 2014

Mirtha Defilpo, me preocupan profundamente las palabras



"Simplemente quería poner los acentos en donde yo lo sentía más."

"Litto (Nebbia) es un hombre de una gran formación musical y entonces canta como un instrumento más. Adecua los textos y la forma de cantar a sus predilecciones mayores, situadas en la música. A mí me preocupan profundamente las palabras, entonces yo pongo un poco más de rigor en el texto. Me preocupo de que el texto entre como conceptualización, no solo como una voz". 


"La cosa más definida que tuve siempre fue la literatura, escribir. Yo nunca hice canciones hasta que conocí a Litto. Lo que siempre escribí es poesía y algún texto de prosa poética. Al comenzar a hacer canciones con Litto me di cuenta que hay palabras que no sirven para ser cantadas. Descubrí también que en las canciones hay una limitación de lenguaje demasiado grande. Veo que son muy grandes las posibilidades que dan las letras para canciones y que aún no son explotadas."

"No hago mis canciones pensando cómo se van a soportar o tolerar o gustar o no gustar. Si el proyecto de mi trabajo es el pensamiento de los otros, yo pierdo totalmente la identidad."  

"Yo hago poesía dramática, tomando dramático como sinónimo de encuentro, hablo de situaciones dolorosas. O bien de propuestas esforzadas para la felicidad, que creo que es la forma que yo he elegido para comportarme en este mundo. Creo que nuestro aprendizaje se realiza a través de las pérdidas. Curiosamente son pérdidas que hacen una escalera de trayectoria humana donde cada escalón es un esfuerzo, una pérdida, una integración con nuevas cosas, una transformación sucesiva. No estoy hablando despectivamente, ni siquiera lastimosamente de los perdedores. Sino que pienso que nuestro transcurso en el universo es de esfuerzo, de pérdida, de aprendizaje con dolor. En ese sentido es el título del LP (Canciones para perdedores)".


Mirtha en 1977, revista Pelo.
Mirtha Defilpo (Buenos Aires, 1944-2011).


Los textos forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

César Fernández Moreno, contra la noche


CONTRA LA NOCHE

la noche viene a mí y a mí qué
a mí no me arreglan con oscuridad
ser invisible es débil parodia de no existir
la noche es una forma embozada del día
en todo caso su mera ausencia
dormirla es un despreciable oportunismo
vivirla una imitación de las estrellas
así que ya lo sabés crepúsculo
basta de mímica transicional
de ademanes resbaladizos de colisiones luminosas
tranquilo, tordillo
quieto mulato


En “Sentimientos”, 1981.
César Fernández Moreno (1919-1985).


Los textos presentados en este blog, forman parte de estudio en ejercicios de taller. 

María Julia Gigena, la pena


LA PENA

Rondando la casa
me pasé las tardes,
las noches, las albas.

Rondando la casa,
sin mirar a nadie,
sin oír palabra.

Los ojos sin cielo
sin cielo la cara,

las manos caídas
y caída el alma.

Rondando, rondando,
con los ojos fijos,
sin llanto.

Rondando, rondando,
como en un silencio
de campo..

Bajó los naranjos
desperté llorando.

Los ángeles buenos
besaron mi cara,
lavaron mi llanto.


En “Rosa y paloma”, 1932.
María Julia Gigena (1910-1963). 


Los textos presentados en este blog, son parte de estudio en ejercicios de taller. 

Suplemento Norte, diario El Día, La Plata, viernes 29 de agosto de 2014

La literatura se da cita...

Suplemento Norte, diario El Día, La Plata, 
viernes 29 de agosto de 2014.-