Música é perfume.
M. B.
En el aire, en el mar,
en lo neto del día
o la precisa noche,
sin crepúsculo nunca,
en Brasil que es un mundo,
en el mundo, en el mundo
crepitante y veloz
hay lugar para un mundo:
la voz que usa tu cuerpo.
Hay tono, hay densidad,
hay gravedad, hay timbre,
hay palabra que canta
y hay música que expresa
el latido que sientes.
Rige, Bethânia, ordena
el caos en sentido,
la altura en cante hondo,
la intensidá en aliento.
Ruge, Bethânia, ruge,
feroz delicadeza,
no hay poesía en los libros,
no alcanza la lectura,
oír no es suficiente,
y nada es suficiente
ni siquiera la música.
Porque del pueblo viene,
del humus de lo humano,
de la lengua hecha canto
la luz que te oscurece,
el resplandor orgánico:
la luz que usa tu cuerpo.
En “Poemas pendientes” con prólogo del poeta brasileño Lêdo Ivo, Alción Editora, Córdoba, 2010. Está por aparecer una reedición en México (Editorial de la Universidad Veracruzana, Xalapa, 2011).
Rodolfo Alonso, Buenos Aires, 1934.
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