Sandro Penna |
TALLER GUILLERMO SAAVEDRA
(Buenos
Aires, 7 de octubre de 1960)
PENNA EN SU HORA
Esta es la hora en que una poesía como la
de Sandro Penna (Perugia, 1906-Roma,
1977) cobra todo su espesor. Porque sus versos, sencillos en apariencia,
perfectos sin ninguna duda, montados a menudo sobre la música tan italiana del
endecasílabo, son hijos del susurro. No el de quien no se atreve a pronunciar,
pongamos por caso, su homosexualidad (Penna nunca la ocultó y eso le valió más
de un disgusto), sino el de aquel que huye del énfasis porque comprende que
este es enemigo de lo efímero, de lo volátil, de lo que nunca se anima a ser
del todo y se resiste, no obstante, a desaparecer. Contemplativo y bohemio,
pobre habitante de trenes y de bares en horas como esta, insisto, en que el día
está “hecho de cosas más que de personas”, Penna es de algún modo la antípoda
exacta de la intelectualidad hermética y a veces glacial de Eugenio Montale.
Amigo de Umberto Saba, de Pier Paolo Pasolini y de Natalia Ginzburg, su mejor
semblanza la trazó precisamente la autora de Querido Miguel, afecta como Penna a los módicos regalos del día:
“De la felicidad, solo pidió las migajas y los céntimos”. Me atrevo aquí,
enamorado de la hora y por lo tanto en vena amable para Penna, a una versión
espontánea, más atenta al ritmo que a la literalidad, de uno de sus poemas.
Lluvia, mundo y luz juegan aquí entre sí a las escondidas, presentados desde la
materialidad de las palabras antes que a partir de su sentido. Y así el poema
consigue su objetivo: hacer hablar al instante antes de que se zambulla en el
olvido.
Las puertas del
mundo no saben
que afuera la lluvia lo busca.
Lo busca. Lo busca. Paciente
se pierde, regresa. La luz
ignora la lluvia. La lluvia
ignora la luz. Las puertas,
las puertas del mundo se cierran:
cerradas al agua,
también a la luz.
que afuera la lluvia lo busca.
Lo busca. Lo busca. Paciente
se pierde, regresa. La luz
ignora la lluvia. La lluvia
ignora la luz. Las puertas,
las puertas del mundo se cierran:
cerradas al agua,
también a la luz.
Le porte del
mondo non sanno
che fuori la pioggia le cerca.
Le cerca. Le cerca. Paziente
si perde, ritorna. La luce
non sa della pioggia. La pioggia
non sa della luce. Le porte,
le porte del mondo son chiuse:
serrate alla pioggia,
serrate alla luce.
che fuori la pioggia le cerca.
Le cerca. Le cerca. Paziente
si perde, ritorna. La luce
non sa della pioggia. La pioggia
non sa della luce. Le porte,
le porte del mondo son chiuse:
serrate alla pioggia,
serrate alla luce.
Los
textos forman parte de estudio en ejercicio de taller.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario