EL PODER DE LA PALABRA
(Versiones, interrogaciones e intersticios)
Por José María Pallaoro
¿La palabra es poder? ¿El
lenguaje es poder? Aún, callado, espacio vacío, en silencio ¿es poder? Con
palabras se construye el poema, como esa piedra que se deja pulir por el agua,
esa piedra firme golpeada por la corriente de un majestuoso río, al decir de
Juan José Saer[1].
El poder:
El poder de una palabra/ no radica en la voluntad/ de
poder/ decir aquello/ que los demás/ quieren escuchar/ El poder de la palabra/
es un certero golpe/ en la cabeza del silencio/ Y de esa cabeza/ –estallada en
el aire–/ se arma el mundo/ a imagen y semejanza[2]
En los “12 poemas” de Tone
Pavček (1928-2011), traducidos y seleccionados por Juan Octavio Prenz, se
encuentra, quizás, parte de la esencia de su poesía: poemas a la alegría de
vivir, de vivir sí, pero en un mundo injusto. Donde la injusticia se ve saciada,
de alguna manera, en la unión de las almas de los antepasados con los niños
nuevos, esa mirada desde un presente que se ilumina por el pasado en la
búsqueda de un futuro otro.
Los pájaros de nuestra memoria:
Tal vez el poema sea/ un campo dorado/ a la espera/ de
la lluvia/ Y del viento/ que mece/ los árboles/ donde descansan/ los pájaros/ de nuestra
memoria
Soportar la dureza de la
vida, y ahí está, aparece, el viento del amor juntando sílabas que se hacen
palabras y que acompañadas, unas y otras, nos cuentan lo cotidiano de hombres y
mujeres en la tierra hostil pero también agradecida, desde un río que comienza
y desemboca en la todavía espera.
Todo lo contrario:
Desenrollar las palabras/ para que el poema
desensille/ y la claridad penetre en la oscuridad/ y viceversa
Para Tone Pavček, la fuerza
es la claridad de la palabra, palabra encarnecida y que es tierra, aire, agua,
fuego. Palabra macerada en el silencio. Silencio. Silencio (la repetición, como
continuidad).
Espejada en un nosotros, en
un amor único, en un dolor de todos. Palabras que no invaden, que acompañan,
goce y conocimiento.
En el propio espejo:
Palabras/ que no invadan/ al otro/ Tan solo palabras/
para mirarse/ en el otro
Y en ese otro, el poeta nos
habla con salmos, plegarias, canciones, desde un deseo de comunión de un todos
para poder soportar la herida y cantar con libertad nuestra tristeza, nuestro
dolor, en un poema infinito.
Nuestra pequeñez escrita:
Ser uno/ entre tantos otros/ Pensar/ nuestra pequeñez/
como lo más importante/ que nos pudo haber pasado
“El libro azul y otros
poemas” es una breve antología de poemas de Marjan Strojan (1949),
seleccionadas por Cecilia Prenz y en traducción esloveno-castellano de Teresa
Kores. Son 17 poemas provenientes de tres libros: “Barcos a vapor en la lluvia”
(1999), “El día que me quieras” (2003) y “El tiempo, las piedras, las vacas”
(2010).
Escrituras:
Escribo/ sobre el charco/ azul/ palabras/ que se
hacen/ nube/ y lluvia
Y amanecer. Ya que en el
amanecer encontramos una posible nueva oportunidad, en la espera. De la dicha.
La mujer. La poesía. Y resistir, como en el río de Tone Pavček, hasta un
nuevo amanecer.
La idea del viaje es
recurrente en estos textos. Como la búsqueda, para fortalecernos, para lograr
un sentido a nuestro estar, a nuestra memoria. La mirada y la reflexión hacen
del conocimiento, del deseo, una partitura a tocar en la soledad de un “yo”, estático
y en movimiento, ¿que otra cosa es la lectura?
Foto rota:
En ese fragmento no visible/ lo invisible/ derrota/ la
imposibilidad/ de qué/ y ahí está la mañana común/ cielo oscuro/ que se hace
sol
El viaje, ya sea por mares ya
sea por libros, nos lleva por nuestra interioridad, no solo para re-conocernos,
encontrarnos, multiplicarnos, sino también para abrazar la tristeza que nos
embriaga y protegerla con la tibieza de los cuerpos, esos cuerpos que es deseo,
que es deseo, y quieren dejar de serlo. ¿Quieren dejar de serlo?
Los ojos:
Cómo hacer para mirar/ a los ojos del otro/ y que
entienda/ Cómo hacer para que los ojos/ del otro nos encuentren/ y comprendamos
El último poema del libro es
“El tiempo”. Un extenso texto que me hace reflexionar sobre lo que está
ocurriendo en mi ciudad, La Plata —la ciudad perfecta en su planificación—, y
en partidos cercanos, que a comienzos de abril padeció una catástrofe que dejó
decenas de muertos y pérdidas irreparables.
La ciudad y las palabras:
Dibuja palabras/ en un papel cuadriculado/ Una ciudad
con árboles y pájaros/ donde el pensamiento/ se expande/ como una línea en
busca/ de la dirección perdida/ La ciudad perfecta/ tal vez nos conduzca/ –aún
entre sus cuatro paredes– / hacia el asombro/ o hacia el abismo/
En el poema de Strojan, el
hombre transforma la naturaleza, la convierte en un depredador insaciable, y
ese mismo hombre, pareciera no darse cuenta, sigue alimentando con su
indiferencia lo que en algún momento va a arrasar con todos nosotros.
La última palabra:
Una de las formas de la muerte/ este vivir desamando/
abrigado siempre/ en la última palabra
“Vísteme con un beso” de Saša
Pavček se editó en Eslovenia en 2010. Dos años después, aparece su versión
castellana en traducción de Ana Cecilia Prenz Kopušar. Los poemas de Saša
Pavček, si bien “declaman” la palabra justa, precisa, son poemas viscerales,
poemas-cuerpo. Quienes hemos tenido la satisfacción de oírla, verla en “vivo”,
sabemos a qué nos referimos. La poeta escribe con el cuerpo, donde las manos
cumplen un rol fundamental.
Manos:
Convertiré mis manos/ en hojas de fuego/ para que
vuelen/ incendiaré la noche/ con palabras
Eso parece decirnos, desde
una sensualidad cuasi-arrolladora, donde en realidad parece guarecerse.
Persiste la sensación/ no todo lo dicho es suficiente/
palabras que nacen prematuras/ muertas las convicciones de su decir/ antes de
haberse encarnado en la piel/ esa piel que se aja como papel húmedo de sol
.
¿Todo libro de poemas es una
búsqueda? ¿Todo buen libro de poemas es una búsqueda? Y si así fuera, ¿en esa
búsqueda hacemos el amor y el odio con la vida? ¿Buscamos un tesoro..?,
¿remoto?, ¿escondido?, ¿existente? No sabemos, pero buscamos. Como Tone, como
Marjan, como Saša.
La búsqueda:
Muy pocas veces/ estuvo cerca/ de hallarlo/ Está
oculto/ en algún lugar/ de la casa/ entre libros/ y palabras/ y en contadas
noches/ en el silencio aparente de los objetos/ junto a luces ahora dormidas/ presiente/
que un fugaz conocimiento/ pareciera/ revelarlo todo
Bibliografía:
—Marjan Strojan (2012). “El libro
azul y otros poemas”, Libros de la talita dorada (1ª ed.). Traducción: Teresa
Kores. Selección: Ana Cecilia Prenz Kopušar.
—Pallaoro, José María (2012). “Son
dos los que danzan”, Libros de la talita dorada (2ª ed.).
—Saša Pavček (2012). “Vísteme con
un beso”, Libros de la talita dorada (1ª ed.). Traducción: Ana Cecilia Prenz
Kopušar.
—Tone Pavček (2012). “12 poemas”, Libros
de la talita dorada (1ª ed.). Traducción y selección: Juan Octavio Prenz.