TALLER CAROLINA
CAMPOAMOR
(La Plata, 1960)
LA
CARPA DE ARACONTES
Ella ya había visto el demonio en mí.
Cuando me conoció tuvo un sueño en el que yo me aparecía en su casa atravesando
las paredes con descarada impunidad, mostrándome con mi verdadera imagen roja
de fuego y azufre.
Fue una visión tan aterradora y
espeluznante, que al día siguiente fue muy perturbada a consultarle la
situación al Pastor, ya que ella había imaginado ser mi amiga y ahora surgía la
duda siniestra acerca de mi verdadera identidad.
En nuestras jerarquías consideramos que
no hay nada más maléfico y aberrante que la ignorancia. Es bien conocido el
refrán que dice que más sabemos por viejos que por diablos, ya que la eternidad
nos ha concedido una sabiduría exquisita y una experiencia gloriosa.
Sin embargo ella insistió en querer
rescatarme de las llamas del inframundo y todavía pensaba que yo podía ser una
buena compañía de mate y galletitas. Conocía la Biblia a la perfección y citaba
versículos que interpretaba de manera dogmática y absoluta y que le permitían
fundamentar su visión del mundo y de las categorías del bien y del mal. Pero
como yo soy una herejía caminando siempre cuestionaba su hermenéutica por
encontrarla ilógica e inconsistente. Esto no hizo más que profundizar su
desconfianza y recelo hacia mí y entonces decidió que había que practicarme
algo así como un exorcismo que me impidiera seguir blasfemando. Había que
extirpar de raíz tanto demonio putrefacto acumulado en mi interior, vaciar esta
alma contaminada y pecaminosa y por fin reprogramarme para ser una fiel
discípula suya en el camino de la fe.
Así fui llevada a otra Iglesia más
combativa y guerrera, diríamos que fui derivada, ya que mi maldad crepitaba
acorralándolos en los límites de la ignominia. Fue un trámite express en el que me sacaron unos
cuantos espíritus inmundos entre los que figuraron: el pensamiento crítico y el
relativismo, el cuestionamiento y la disidencia, la libertad de expresión entre
otros, todos ellos, por supuesto muy bien escondidos y camuflados detrás de la
desobediencia, la falta de fe, la soberbia , el orgullo y la arrogancia.
También lucharon con gritos estruendosos contra
todos aquellos otros espíritus que atentaran con su magnífica y bien
aceitada estructura de poder. Ella pensó que ahora seguramente todo se
encaminaría y finalmente podrían sumergirme en las aguas de la purificación. En
realidad no fue así porque yo dejé lentamente de concurrir a todos los oficios.
Una noche oscura y sin estrellas, fría
como la desesperanza, me presenté ante ella en la carpa de Aracontes, famoso
pastor y taumaturgo de reconocidos poderes sanadores, y la desafié diciéndole que no iba a acatar sus
reglas e imposiciones. Mi naturaleza era la de tentar a la humanidad de todas
la formas posibles y de ninguna manera iba a conseguir que yo abandonara
hábitos tan arraigados desde tiempos remotos. Se puso furibunda ahora que mi
causa estaba perdida y me amenazó advirtiéndome que si no obedecía, iba a
ocurrirme lo mismo que a María de Magdala, la famosa prostituta de los Evangelios
que después de haber sido exorcizada, su casa, es decir su alma, había sido
repoblada ya no por simples espíritus inmundos sino por verdaderas huestes del
mal, reinos, potestades, principados… jerarquías maléficas que claman en los
abismos de la eternidad.
Fue entonces, al escuchar el resonar y
la cadencia de esas maravillosas categorías celestes tan injustamente
devaluadas después de la Caída y sintiéndome una vez más poderosa en mi excelso
dominio del mundo le dije: “Vos me estás extorsionando…”.
Y pensé que volveríamos, yo y todas mis
legiones, a visitarla algún día, a recordarle que no se debe tentar al diablo,
y mucho menos buscando recursos en el miedo. Sería una visita de tarde, justo a
la hora del mate. No necesitaba cerrar la casa con llave porque ella bien
conocía mi capacidad de bilocación y que podía poner la pava en el fuego a una
temperatura más bien alta, casi infernal.
Carolina Campoamor
Integrante Taller Mundo
despierto de José María Pallaoro
Foto: Archivo de La Talita
Dorada
Los
textos forman parte de estudio en ejercicios de taller.-