Por Silvana Babolin
Los últimos pertrechos de guerra quedan
incrustados en el cerebro de Marina Moretti,
quien baja los peldaños de sus antepasados para recobrar uno a uno los rostros
de archivos que superan los límites de la memoria. Desde los dioses, las tribus
latinas y el permanente trabajo del pueblo, filigranado por lazos de amor y saborizado con la
simpleza del pan caliente, recobra estigmas de su familia que le permiten
inventar los detalles de la vida y también de la muerte.
Varios cuerpos se desvanecen, se esfuman, se
amasijan en sangre, carne y tierra. La autora, desde la mirada de sus padres y
abuelos, diseca los fragmentos de su herencia hasta el punto de columpiarse con
los huesos en una fosa de cenizas o violar la tumba de un joven o de una
niña.
“Y ahora/ que he cambiado utensilios/ uso las
palabras/ como bisturí y paletas/ para una excavación delicada/ y despiadada/
en el fondo de mi alma/ limpio el polvo sobre los murtos/ en aquellos dobleces
de las ramas…”.
Sumergida en el mar que baña su ciudad natal,
Marina se compromete íntimamente con su poesía, tan transparente como
esotérica, tan optimista como lacerante. Y Marina compromete también a cada
lector, en su búsqueda incesante de recuerdos, ella es la grandeza que los
acoge, los previene, los prepara para un dolor. Porque los miedos, como expresa
en el poema “Alta Marea”, son el resultado del cansancio de la conciencia por
temor a que venga otro imprevisto a sorprendernos.
Silvana Babolin,
Poeta.
Integrante del Taller Mundo despierto.
Acerca de:
Marina Moretti (2012). “Lugares recobrados. Antología”,
Edición bilingüe, Libros de la
talita dorada (1ª ed.).
Traducción y selección: Elvira
Dolores Maison.
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